miércoles, 14 de noviembre de 2007

Moto + Calavera







Aportacion de Sakura... La abeja envidiosa


Hace mucho mucho tiempo, en algún lugar del bosque vivía un abeja, que envidiaba a una luciérnaga, cada noche desde su casa veía como volaba y como irradiaba su luz.

Muy enojada la abeja, un día visitó a una araña malvada, que practicaba magia negra y le dijo:

- abeja : ¡Quiero que me ayudes!!!
-araña _ ¿Que deseas? pregunto
-abeja: Quiero tener la luz de la luciérnaga y que jamás se me apague
-araña: ¿Cual será el pago?
-abeja: -Yo te traeré incautos para que te alimentes. ¿Aceptas?

La araña acepto y trajo una pequeña olla donde empezó a elaborar un conjuro.

Mientras la luciérnaga en su casa, pegaba en su álbum muchas flores de diferentes colores, ella las coleccionaba, sin imaginar lo que le acechaba; al terminar su tarea salió de paseo, ya era de noche.
La luciérnaga volaba feliz y en cada espejo de agua reflejaba su luz fosforecente, cuando de momento, todo se puso oscuro, su luz había desaparecido, sintió mucho miedo, estaba pérdida!!!, sin su luz no podría regresar a su casa. al amanecer pidió ayuda.

Mientras tanto, la araña entregaba en un frasco la luz de la luciérnaga a la abeja y dijo:
araña: - yo ya cumplí con mi parte del trato, ahora te toca a ti cumplirlo.
Y así la abeja se fue a su casa, era una maravilla, no podía dejar de ver su tesoro, cada célula que en conjunto prendía una gran luz, y así la guardo en un lugar seguro y dijo:

Tonta araña!!! , ya tengo lo que quería y no pagaré jijijiji

En otro lugar, la luciérnaga muy triste visitó a la Mantis Religiosa, que era sabia y era consúl de otro bosque, había sido enviada ahí para ayudar a los demas, también practicaba la mágia, le contó lo que le había sucedido así:

Luciernaga: - Ayudame por favor!!! suplicó - he perdido mi luz y sin ella no podré salir a buscar alimento, moriré de hambre!!

Mantis: - No te preocupes, vamos a ver en mi bola mágica quién la robo, Por ahora descansa, nos reuniremos mas tarde.

Mientras la araña esperaba impaciente a la abeja, estaba hambrienta, y dijo:

araña: - No me traiciones abeja porque no sabes de lo que soy capaz!!!

Mas tarde la luciérnaga despertó, se sentía débil, se reunió con la Mantis religiosa y ella le dijo:

Mantis religiosa: - He visto en mi bola mágica a los ladrones!! son la abeja y la araña, pero yo haré mágia para devolverte tu luz. Y así lanzó sus palabras mágicas, la luciérnaga empezó a volar!! y un remolino giró a su alrededor, muchos destellos volvieron a ella, había recuperado su luz!!!

En su casa la abeja llena de odio y de rencor al ver que su tesoro había desaparecido, busco a la araña y le dijo:

abeja: - Me has engañado¡¡¡ ...... mira!!! la he perdido !!!

La araña hambrienta sin mas lanzó su tela y envolvió a la abeja, quién luchaba por safarse, pero todo fue inútil, murió en las fauses de su aliada.

Fin.

Sakura Tsunami

martes, 13 de noviembre de 2007

Principito

ENTONCES apareció el zorro:

-¡Buenos días! -dijo el zorro.

-¡Buenos días! -respondió cortésmente el principito que se volvió pero no vío nada.

-Estoy aquí, bajo el manzano -díjo la voz.

Sólo con el corazón se puede ver bien. Lo esencial es invisible para los ojos.

-¿Quién eres tú? -preguntó el principito-. ¡Qué bonito eres!

-Soy un zorro -dijo el zorro.

-Ven a jugar conmigo -le propuso el principito-, ¡estoy tan triste!

-No puedo jugar contigo -dijo el zorro-, no estoy domesticado.

-¡Ah, perdón! -dijo el principito.

Pero después de una breve reflexión, añadió:

-¿Qué significa "domesticar"?

-Tú no eres de aquí -dijo el zorro- ¿qué buscas?

-Busco a los hombres -le respondió el principito-. ¿Qué significa "domesticar"?

-Los hombres -dijo el zorro- tienen escopetas y cazan. ¡Es muy molesto! Pero también crían gallinas. Es lo único que les interesa. ¿Tú buscas gallinas?

-No -díjo el principito-. Busco amigos. ¿Qué significa "domesticar"? -volvió a preguntar el principito.

-Es una cosa ya olvidada -dijo el zorro-, significa "crear lazos... "

-¿Crear lazos?

-Efectivamente, verás -dijo el zorro-. Tú no eres para mí todavía más que un muchachito igual a otros cien mil muchachitos. Y no te necesito. Tampoco tú tienes necesidad de mí. No soy para ti más que un zorro entre otros cien mil zorros semejantes. Pero si me domesticas, entonces tendremos necesidad el uno del otro. Tú serás para mí único en el mundo, yo seré para ti único en el mundo...

-Comienzo a comprender -dijo el principito-. Hay una flor... creo que ella me ha domesticado...

-Es posible -concedió el zorro-, en la Tierra se ven todo tipo de cosas.

-¡Oh, no es en la Tierra! -exclamó el principito.

El zorro pareció intrigado:

-¿En otro planeta?

-Sí.

-¿Hay cazadores en ese planeta?

-No.

-¡Qué interesante! ¿Y gallinas?

-No.

-Nada es perfecto -suspiró el zorro.

Y después volviendo a su idea:

-Mi vida es muy monótona. Cazo gallinas y los hombres me cazan a mí. Todas las gallinas se parecen y todos los hombres son iguales; por consiguiente me aburro un poco. Si tú me domesticas, mi vida estará llena de sól. Conoceré el rumor de unos pasos diferentes a todos los demás. Los otros pasos me hacen esconder bajo la tierra; los tuyos me llamarán fuera de la madriguera como una música. Y además, ¡mira! ¿Ves allá abajo los campos de trigo? Yo no como pan y por lo tanto el trigo es para mí algo inútil. Los campos de trigo no me recuerdan nada y eso me pone triste. ¡Pero tú tienes los cabellos dorados y será algo maravilloso cuando me domestiques! El trigo, que es dorado también, será un recuerdo de ti. Y amaré el ruido del viento en el trigo.

El zorro se calló y miró un buen rato al principito:

-Por favor... domestícame -le dijo.

-Bien quisiera -le respondió el principito pero no tengo mucho tiempo. He de buscar amigos y conocer muchas cosas.

-Sólo se conocen bien las cosas que se domestican -dijo el zorro-. Los hombres ya no fienen tiempo de conocer nada. Lo compran todo hecho en las tiendas. Y como no hay tiendas donde vendan amigos, Ios hombres no tienen ya amigos. ¡Si quieres un amigo, domestícame!

-¿Qué debo hacer? -preguntó el príncipito.

-Debes tener mucha paciencia -respondió el zorro-. Te sentarás al principio ún poco lejos de mí, así, en el suelo; yo te miraré con el rabillo del ojo y tú no me dirás nada. El lenguaje es fuente de malos entendidos. Pero cada día podrás sentarte un poco más cerca...

-Ven a jugar conmigo -le propuso el principito-, ¡estoy tan triste!

El principito volvió al día siguiente.

-Hubiera sido mejor -dijo el zorro- que vinieras a la misma hora. Si vienes, por ejempló, a las cuatro de la tarde; desde las tres yo empezaría a ser dichoso. Cuanto más avance la hora, más feliz me sentiré. A las cuatro me sentiré agitado e inquieto, descubriré así lo que vale la feliçidad. Pero si tú vienes a cualquier hora, nunça sabré cuándo preparar mi corazón... Los ritos son necesarios.

-¿Qué es un rito? -inquirió el principito.

-Es también algo demasiado olvidado -dijo el zorro-. Es lo que hace que un día no se parezca a otro día y que una hora sea diferente a otra. Entre los cazadores, por ejemplo, hay un rito. Los jueves bailan con las muchachas del pueblo. Los jueves entonces son días maravillosos en los que puedo ir de paseo hasta la viña. Si los cazadores no bailaran en día fijo, todos los días se parecerían y yo no tendría vacaciones.

De esta manera el principito domesticó al zorro. Y cuando se fue acercando eI día de la partida:

-¡Ah! -dijo el zorro-, lloraré.

-Tuya es la culpa -le dijo el principito-, yo no quería hacerte daño, pero tú has querido que te domestique...

-Ciertamente -dijo el zorro.

- Y vas a llorar!, -dijo él principito.

-¡Seguro!

-No ganas nada.

-Gano -dijo el zoro- he ganado a causa del color del trigo.

Y luego añadió:

-Vete a ver las rosas; comprenderás que la tuya es única en el mundo. Volverás a decirme adiós y yo te regalaré un secreto.

El principito se fue a ver las rosas a las que dijo:

-No son nada, ni en nada se parecen a mi rosa. Nadie las ha domesticado ni ustedes han domesticado a nadie. Son como el zorro era antes, que en nada se diferenciaba de otros cien mil zorros. Pero yo le hice mi amigo y ahora es único en el mundo.

Las rosas se sentían molestas oyendo al principito, que continuó diciéndoles:

-Son muy bellas, pero están vacías y nadie daría la vida por ustedes. Cualquiera que las vea podrá creer indudablemente que mí rosa es igual que cualquiera de ustedes. Pero ella se sabe más importante que todas, porque yo la he regado, porque ha sido a ella a la que abrigué con el fanal, porque yo le maté los gusanos (salvo dos o tres que se hicieron mariposas ) y es a ella a la que yo he oído quejarse, alabarse y algunas veces hasta callarse. Porque es mi rosa, en fin.

Y volvió con el zorro.

-Adiós -le dijo.

-Adiós -dijo el zorro-. He aquí mi secreto, que no puede ser más simple : Sólo con el corazón se puede ver bien. Lo esencial es invisible para los ojos.

-Lo esencial es invisible para los ojos -repitió el principito para acordarse.

-Lo que hace más importante a tu rosa, es el tiempo que tú has perdido con ella.

-Es el tiempo que yo he perdido con ella... -repitió el principito para recordarlo.

-Los hombres han olvidado esta verdad -dijo el zorro-, pero tú no debes olvidarla. Eres responsable para siempre de lo que has domesticado. Tú eres responsable de tu rosa...

-Yo soy responsable de mi rosa... -repitió el principito a fin de recordarlo

domingo, 11 de noviembre de 2007

Deseo


De recorrer el infinito de tu cuerpo
De deleitar mis sentidos, al acariciarte
De sentir latir tu corazón con fuerza
Al estremecerte por mis caricias.

Tengo ganas de saborear el néctar
De tu sexo, recorrer tus entrañas,
Adentrarme en ti, sentir el sabor
De tu piel en mis labios.

Conocer los secretos del dedo gordo
De tu pie, la mentira de tus piernas
Y el sabor amargo de tu ser.

Sentir como te convulsionas,
Como me convulsiono, dándole
Rienda suelta al gusto, al placer
Y al final de este hermoso momento
Hacer explotar juntos el alma nada más,
Para fundirnos en uno solo…

Colaboración de Juan Carlos
México