martes, 8 de diciembre de 2009

La libertad no radica en la elección amorosa, sino en la apertura.


Considero que nuestra amistad es muy valiosa y que guardamos un enriquecimiento y aprecio mutuo. No temas por el halago, no te voy a pedir prestado. Nos conocemos bien y sabemos bastante de nuestras historias amorosas, pero también que compartimos inquietudes, búsquedas y apertura a relaciones abiertas, particularmente al poliamor. Ya hemos platicado que en nuestra sociedad, la

práctica de la conquista amorosa es un fenómeno individual que emana de una lógica monógama y finalmente fragmentaria, pues hoy más que nunca, la mayoría de las personas terminan solas cultivando su individualidad, pero pienso que no debería ser así. Sin embargo, nuestra apertura a amar a más de una persona a la vez, de una manera honesta y consensual, nos ofrece mejores maneras y posibilidades para iniciar o gestar nuevas relaciones afectivas. Sobre todo, y ya como una propuesta, si en principio, tú y yo tuviéramos el acuerdo de compartir el afecto de una persona de manera equitativa y emprender su búsqueda de manera conjunta.

Esta es pues la invitación que te hago.

Como vez, esta propuesta implica un cambio de paradigma que de inicio tiene la intención de compartir una relación afectiva partiendo de una amistad. Ya bajo esa intención, se puede entonces plantear los ideales, las formas de la relación y de vida, como también las cualidades de la persona que se busca. Lo cual es mucho más fácil comparativamente a cuando el miembro de una pareja notifica al otro de la existencia de una nueva relación amorosa, una circunstancia donde el afecto y las aspiraciones de la pareja o grupo existente están de por medio, aún cuando hubiera apertura amorosa y donde entonces las posibilidades de elección inicial se limitan a posibilidades de adecuación. No sé, pero en un futuro hasta resulte que la conquista amorosa individual se sienta absurda, cuando siempre pudo ser mejor en equipo y el amor siempre compartido.

Claro... te estarás preguntando por qué buscar solamente una persona y no dos. Efectivamente, es una posibilidad en varios sentidos. Por un lado, luego de encontrar una candidata (o candidato) que nos interese, podríamos proponerle que, bajo los mismos términos, haga una invitación a un amigo o amiga suya, y de entrada que nos consideren como sus candidatos (o candidatas) iniciales, una búsqueda cruzada, digamos. Esto tendría realmente un sentido equitativo, ¿no crees? Por otro lado, te podría preguntar a ti, si pudieras sugerir alguna amistad mutua a quién extender la invitación que ahora te hago. Y, finalmente, podríamos estar abiertos a la posibilidad que en nuestra propia búsqueda llegar a encontrar varias candidatas (o candidatos). Como podrás observar, en todos los casos la búsqueda afectiva parte de un núcleo de amistad. Podría resultar que de inicio hubiera más de tres personas involucradas en la búsqueda al explorar estas posibilidades.

Me pregunto, ¿qué pasaría si en vez de partir de una amistad como la nuestra, fuera el caso de una pareja existente abierta al poliamor en busca de nuevas relaciones afectivas? Estas ideas podrían ser aplicables si en mutuo acuerdo los miembros de la pareja acuerdan emprender una búsqueda cruzada desde un núcleo de amistad de cada cual, guardando la intención de preservar su relación existente, pero tratándose de parejas bisexuales las opciones ciertamente podrían ser más extensas y complejas.

Seguramente me preguntarás, ¿qué ventaja o desventajas tiene esto? Considero que desde un núcleo de amistad donde no hay un interés de intimidad o sexualidad, es mucho más fácil observar y dialogar sobre los beneficios y limitaciones de la relación íntima de cada cual. De esta suerte, yo procuraría para ti beneficios equitativos, lo que podría considerar como la raíz más profunda de nuestra amistad, y si tú actúas de igual manera, estaríamos procurando nuestro mutuo beneficio, lo cual en esencia, es algo superior a lo mío o a lo tuyo, pues no existe división y pérdida sino surge ganancia adicional. Si en nuestro planeta existe la vida, es precisamente por este mismo principio, pues en la diversidad de los seres vivos emergen cualidades que ninguno tenía por separado; un principio básico en la biología, la ecología y también en las relaciones afectivas. Como ves, esta propuesta busca que el grupo resulte compuesto por eslabones fuertes de amistad y de intimidad lo cual ayudaría mucho a su integración.

Me puedo imaginar que al comenzar la interacción con una persona que nos interese resulte que las intenciones y objetivos se modulen y transformen y con ello nosotros mismos y la amistad que guardamos, pues el proceso seguramente nos realimentará a todos individualmente pero sobre todo, colectivamente. Y si bien tú y yo tenemos cualidades valiosas, igualmente sabremos reconocer las virtudes del candidato o candidata (o candidatos) y entonces crear la estructura donde su expresión resulte enriquecedora para todos.

Como toda aventura surge de cada paso, tendríamos entonces que ir dialogando y emprendiendo el rumbo.

Espero tus comentarios y tu apertura a la invitación.
Un fuerte abrazo.