sábado, 3 de octubre de 2009

Hacer el AMOR

Hacer el amor

Hacer el amor... hacer el amor es como estar naciendo. Es amanecer en todo el cuerpo. Es no tener pasado ni recuerdos. Es ceñirse a la piel que enguanta la carne estremecida, el grito, el mar bullente, las rítmicas oleadas de la sangre, la torva oscuridad de los abismos, las barcas sin amarra, la lava del volcán, el rosal florecido, la voz ronca que murmura palabras sin sentido.

Es replegar las alas y acortar los vuelos, aplastar violentamente la tierra con nuestro peso.

Es circunscribirse exactamente a los límites de nuestro propio dibujo, sin salir ni un milímetro de ese contorno que todo lo aprisiona y lo contiene.

Que entren las explosiones, no que salgan.

Que los caminos huyan hacia adentro. Que el deseo sea red de trama muy cerrada que no permita que los peces huyan. Que los aprisione, vivos, en movimiento, relucientes. Que haga bajar las estrellas, que las estrellas pongan luz en cada célula.

Que el cielo baje, todo el cielo. Y que el infierno suba y crezca, como un bosque brotando lentamente en ese cielo.

Hacer el amor es estrenar las ansias, es convertir caricias y los cinco sentidos en algo nuevo, nunca antes usado. Es abrir a golpes de machete un camino en medio de la selva enmarañada, acelerar la savia de las plantas y agigantarlas.

Es ver por primera vez. Oír por primera vez. Tocar por primera vez. Oler por primera vez.

Sentir por primera vez el gusto agridulce de la transpiración y los jazmines. Que cada vez sea la primera vez, como un ciclo que empieza, como comienza el día y como comienza las cuatro estaciones.

Hacer el Amor es multiplicar por dos todo lo bello, lo mágico, lo bueno, lo creativo. Y es dividir por dos todo el dolor.

Es darlo todo y esperarlo todo.

Es tener la generosidad más exagerada y a la vez el egoísmo más atormentado. Es que el otro sea tu, y tu el otro, y ambos sean sabios, sepan de qué manera y con qué ímpetu se puede lograr la unidad perfecta. Cuáles son las palabras del mantra secreto que les salvará la vida, que les disolverá la angustia y el miedo.

Es la sed del desierto interminable. Y es, de pronto, la jugosa fruta que la abreva.

Es ser cántaro y canto, playa quieta y tormenta, lámpara y relámpago. Suavidad de satén, aspereza de tronco, huracán y silencio. Juego sereno, caballo desbocado, vértigo. Escalar altas cúspides.

Descender hasta el fondo del océano. Marearse entre nubes y medusas.

Es explotar el otro cuerpo viéndolo hermoso, aunque no sea hermoso, porque lo que lo vuelve hermoso es lo que se siente, lo que hace vibrar, estremecerse, lo que te hace sentir, lo que te brinda. Hacer el amor es vencer a la muerte, relegarla, perderle la pavura y el respeto.

Es concentrarse en el sentir del otro como el verano se concentra para hacer las ciruelas. Es ser un puerto al que los barcos llegan. Es el camino que nos trae de regreso.

Es creer y quitarse de encima las costumbres y los perjuicios para poder ser otra vez niños.

Es poner las dos manos para detener todas las flechas que fueron disparadas. Saber que la puerta está abierta, pero nos quedamos. Y nos quedamos porque el amor nos necesita y lo necesitamos, porque el encuentro de dos seres que se aman es el verdadero milagro, el más difícil, el más importante.

Hubiéramos podido cruzarnos por ahí sin vernos, mirando hacia otro lado, distraídos...

O haber pasado a diferentes horas por el mismo lugar, o no haber pasado nunca... Y no nos hubiésemos encontrado. Tuvo que haber un "algo", un mandato divino, una muy bien estudiada casualidad, para que, entre los cientos de millones de habitantes del mundo, tu y yo coincidiéramos en el mismo lugar al mismo tiempo.

Y que tu supieras.

Y que yo supiera. Para que alguna vez los dos supiéramos... alguna vez, quizá, que hacer el amor es siempre un estreno, como enamorarse, y no subir, volar a las estrellas, sino traerlas a nuestra geografía imperfecta, para que las estrellas produzcan el luminoso incendio, el fuego purificador que transforma la carne en todo el cielo...


jueves, 1 de octubre de 2009

FINJAMOS QUE SOY FELIZ

triste pensamiento, un rato;

quizá prodréis persuadirme,
aunque yo sé lo contrario,
que pues sólo en la aprehensión
dicen que estriban los daños,
si os imagináis dichoso
no seréis tan desdichado.

Sírvame el entendimiento
alguna vez de descanso,
y no siempre esté el ingenio
con el provecho encontrado.
Todo el mundo es opiniones
de pareceres tan varios,
que lo que el uno que es negro
el otro prueba que es blanco.

A unos sirve de atractivo
lo que otro concibe enfado;
y lo que éste por alivio,
aquél tiene por trabajo.

El que está triste, censura
al alegre de liviano;
y el que esta alegre se burla
de ver al triste penando.

Los dos filósofos griegos
bien esta verdad probaron:
pues lo que en el uno risa,
causaba en el otro llanto.

Célebre su oposición
ha sido por siglos tantos,
sin que cuál acertó, esté
hasta agora averiguado.

Antes, en sus dos banderas
el mundo todo alistado,
conforme el humor le dicta,
sigue cada cual el bando.

Uno dice que de risa
sólo es digno el mundo vario;
y otro, que sus infortunios
son sólo para llorados.

Para todo se halla prueba
y razón en qué fundarlo;
y no hay razón para nada,
de haber razón para tanto.

Todos son iguales jueces;
y siendo iguales y varios,
no hay quien pueda decidir
cuál es lo más acertado.

Pues, si no hay quien lo sentencie,
¿por qué pensáis, vos, errado,
que os cometió Dios a vos
la decisión de los casos?

O ¿por qué, contra vos mismo,
severamente inhumano,
entre lo amargo y lo dulce,
queréis elegir lo amargo?

Si es mío mi entendimiento,
¿por qué siempre he de encontrarlo
tan torpe para el alivio,
tan agudo para el daño?

El discurso es un acero
que sirve para ambos cabos:
de dar muerte, por la punta,
por el pomo, de resguardo.

Si vos, sabiendo el peligro
queréis por la punta usarlo,
¿qué culpa tiene el acero
del mal uso de la mano?

No es saber, saber hacer
discursos sutiles, vanos;
que el saber consiste sólo
en elegir lo más sano.

Especular las desdichas
y examinar los presagios,
sólo sirve de que el mal
crezca con anticiparlo.

En los trabajos futuros,
la atención, sutilizando,
más formidable que el riesgo
suele fingir el amago.

Qué feliz es la ignorancia
del que, indoctamente sabio,
halla de lo que padece,
en lo que ignora, sagrado!

No siempre suben seguros
vuelos del ingenio osados,
que buscan trono en el fuego
y hallan sepulcro en el llanto.

También es vicio el saber,
que si no se va atajando,
cuando menos se conoce
es más nocivo el estrago;
y si el vuelo no le abaten,
en sutilezas cebado,
por cuidar de lo curioso
olvida lo necesario.

Si culta mano no impide
crecer al árbol copado,
quita la sustancia al fruto
la locura de los ramos.

Si andar a nave ligera
no estorba lastre pesado,
sirve el vuelo de que sea
el precipicio más alto.

En amenidad inútil,
¿qué importa al florido campo,
si no halla fruto el otoño,
que ostente flores el mayo?

¿De qué sirve al ingenio
el producir muchos partos,
si a la multitud se sigue
el malogro de abortarlos?

Y a esta desdicha por fuerza
ha de seguirse el fracaso
de quedar el que produce,
si no muerto, lastimado.

El ingenio es como el fuego,
que, con la materia ingrato,
tanto la consume más
cuando él se ostenta más claro.

Es de su propio Señor
tan rebelado vasallo,
que convierte en sus ofensas
las armas de su resguardo.

Este pésimo ejercicio,
este duro afán pesado,
a los ojos de los hombres
dio Dios para ejercitarlos.

¿Qué loca ambición nos lleva
de nosotros olvidados?
Si es para vivir tan poco,
¿de qué sirve saber tanto?
¡Oh, si como hay de saber,
hubiera algún seminario
o escuela donde a ignorar
se enseñaran los trabajos!

¡Qué felizmente viviera
el que, flojamente cauto,
burlara las amenazas
del influjo de los astros!

Aprendamos a ignorar,
pensamiento, pues hallamos
que cuanto añado al discurso,
tanto le usurpo a los años

Dime Tu!!!

y aunque me duela asi te voy a querer
dime como quieres que te quiera
dime cual es la manera y asi sera si no quieres que se entere el mundo si me toca el dia medio segundo me bastara si prefieres nunca mas te beso me acurruco al aire de ti lejos y a ti jamas yo no aguanto estas ganas de amarte de decirte que te amo y gritarte que eres mi paz no quiero ser estorbo para ti y cambio al mundo incluso a mi por verte feliz dime tu si quieres que me aleje ahora y dime tu si quieres me marcho de aqui no tengas miedo nunca nadie fue al infierno por amar no creo que dios pense que esto es pecado mortal como devo amarte dime tu si quieres cuando tu me quieras yo apago la luz si quieres cuando tu me quieras yo apago la luz quiereme un poquito si algun dia en la calle me encontraras dieras la vuelta y me ignoraras lo entendere y aunque el mundo juzgue lo que hacemos al fin de cuentas los dos sabemos que hacemos bien si solo me amas en la oscuridad le rogoa la luz del sol y a la luz del mar dime tu si quieres que me aleje ahora y dime tu si quieres me marcho de aqui no tengas nunca nadie fue al infierno por amar no creo que dios pense que esto es pecado mortal como devo amarte dime tu si quieres cuando tu me quieras yo apago la luz si quieres cuando tu me quieras yo apago la luz